El año pasado, recibimos un aviso que nos alertaba del uso de animales de un circo para el rodaje de “Balada triste de trompeta”, la película de Alex de la Iglesia que se acaba de presentar en el Festival de Cine de Venecia. Inmediatamente, contactamos con el director para pedirle que no utilizara animales reales, toda vez que la industria del cine cuenta con adelantos tecnológicos que logran “engañar” al espectador con tecnología 3D, animación y toda una batería de efectos especiales con los que se consiguen imágenes realistas sin necesidad de utilizar animales verdaderos. Entre los animales que de la Iglesia utilizaría para su película se encontraba una elefanta asiática.
De la Iglesia no respondió a nuestro mensaje de forma directa, simplemente se limitó a declarar en una entrevista que se había pedido la presencia de miembros de una protectora de animales para que comprobaran que a los animales no se les maltrataba durante el rodaje.
El nombre de esta organización es Fundación Internacional para la Protección de los Animales, que preside Raúl Mérida. Dicha fundación, creada en 2002, vigila "que las condiciones de los animales en los rodajes sean buenas, que los papeles estén en regla, que tengan comida y bebida o espacio para descansar", señala Mérida, gracias a un acuerdo de colaboración con Ciudad de la Luz. Nos gustaría saber con qué equipo profesional se presentaron en el rodaje los miembros de esta Fundación, y el nombre del etólogo especialista en fauna salvaje que sería el único profesional capacitado para emitir un informe sobre los más de 20 animales usados en el rodaje de esta película. En el caso de la elefanta, además, ha quedado patente el desconocimiento total y absoluto de la fundación sobre la etología y necesidades de estos animales: una elefanta encerrada en un pequeño recinto y en solitario, es precisamente la muestra palpable de esta incapacidad para emitir informes de bienestar con base científica.
Los animales utilizados fueron alquilados a circos y a una empresa dedicada al alquiler de animales para rodajes de películas y comerciales publicitarios. Estas imágenes se rodaron en Alcoy, en el barrio el Partidor, y las empresas implicadas son, además del director y su productora, el Circo Wonderland, el Centro Fauna y Acción (dedicado al alquiler de animales para rodajes), y el Circo Jamaica.
Nos oponemos al uso de animales salvajes y domésticos en circos y en cualquier tipo de espectáculo, pero vamos a centrarnos aquí en el tema de los elefantes. Los elefantes que pasan sus miserables vidas en los circos, son sometidos a maltratos físicos y psíquicos desde la infancia. Aún se siguen atrapando pequeñas crías de su hábitat natural para venderlas a zoos y circos de todo el mundo. El proceso que se ha observado en países asiáticos es el siguiente:
-Se colocan trampas en las zonas donde habitan manadas de elefantes; una de las más habituales es hacer un pozo en la tierra en el que caben las crías pero no los elefantes adultos, y camuflarlo tapándolo con ramas y hojas. A continuación se acosa a la manada con disparos con la intención de espantarlos; en la huída, se intenta provocar que las crías caigan en los pozos y que la manada, al no ver al pequeño atrapado ya que ha quedado dentro del hueco, continúe huyendo sin pararse a auxiliarlo.
-A continuación, el pequeño es trasladado al campamento de estos cazadores, donde es inmovilizado atándoles las patas a cuatro postes de madera, en una especie de corral muy rudimentario construido con troncos.
-Una vez inmovilizado, se comienza el proceso de “domesticación”: se lo golpea de forma constante en trompa, patas, lomo, ancas, pero sobre todo la actividad consiste en montarse sobre él y castigarlo duramente con un garfio en la cabeza. El animal, desesperado, termina por rendirse, totalmente quebrado ante tanta brutalidad.
-Se calcula que cada año mueren unas cien crías durante este proceso; también se suele matar a las madres que regresan en busca de su pequeño.
-Los motivos para hacer esta actividad es la demanda de los países occidentales de elefantes asiáticos para circos y zoos. Como las convenciones internacionales prohíben la compra venta de animales salvajes de especies protegidas salvo que éstos provengan de “granjas” o sean considerados animales “domesticados” o nacidos en cautividad, con este método burlan los controles y consiguen la documentación para poder comerciar con ellos ya que pasan a engrosar las filas de los animales “domesticados”.
-Una vez en el circo, estos elefantes continúan recibiendo un trato cruel durante todas sus miserables vidas, siendo golpeados con el garfio de forma diaria para hacerlos subir y bajar de los remolques en los que son transportados, para que accedan desde el recinto exterior a la carpa hasta la pista del circo en la que se producirá el espectáculo, y en el entrenamiento diario que reciben para aprender las rutinas del espectáculo circense. Es que los circos utilizan lo que se ha dado en llamar “free contact” (contacto libre, no protegido), método que siempre va acompañado del uso del garfio y que lamentablemente también es implementado en muchos zoológicos de nuestro país.
-Los elefantes en cautividad desarrollan enfermedades que en la naturaleza no conocen, como tuberculosis o herpes virus, que pueden llegar a provocarles la muerte. Además, su salud psicológica se ve seriamente perjudicada ya que son animales con un alto grado de evolución cerebral: tienen autoconciencia, capacidad de entender la muerte, capacidad de entender su situación y las situaciones ajenas, siendo la especie animal que demuestra una mayor empatía entre los miembros de su especie. Sus relaciones sociales son extremadamente complejas, son muy afectivos y tienen sentido de la justicia. Todas estas características han sido descubiertas por etólogos y científicos que se dedican al estudio de los elefantes en libertad y en cautividad, documentando profusamente sus descubrimientos que han sido publicados en numerosas revistas científicas de reconocido prestigio, como Science.
Por todo ello, comenzamos hoy la campaña de boicot a “Balada triste de trompeta”: cada vez que pagues una entrada para ver esta película, estarás dando tu aprobación al maltrato de los animales y a su uso por parte de empresas que se lucran con su sufrimiento y comprometen seriamente su supervivencia. No acudas a los cines a ver “Balada triste de trompeta”, no compres esta película cuando se edite en DVD: no contribuyas con los maltratadores de animales y sus cómplices. Dona el dinero de tu entrada a los santuarios de elefantes que son quienes de verdad lo necesitan, o a las organizaciones que trabajan in situ en la defensa de estos magníficos animales:
Elephant Voices: trabajan desde hace 35 años en el estudio del comportamiento y sobre todo las formas de comunicación de los elefantes africanos in situ. Consideran que el trabajo de conservación debe ser compasivo, dándole importancia no sólo al elefante como especie sino también preocupándose por los individuos. Donaciones aquí. Santuario de Elefantes de Tennessee: trabajan en el rescate y recuperación de los elefantes en cautividad en circos, zoos y empresas particulares. Donaciones aquí. LIBERA!: haz un donativo o hazte socio de Libera! para que podamos seguir trabajando y creando conciencia, informando y denunciando los abusos cometidos contra los elefantes en particular y todas las especies animales en general. Con poco podemos hacer mucho.